El archipiélago balear cuenta con un gran legado cultural, además de un total de cuatro reconocimientos por la UNESCO gracias a lugares como la Serra de Tramuntana en Mallorca o la ciudad amurallada de Dalt Vila en Ibiza.
Entre las actividades más aclamadas por los turistas que viajan a las islas fuera de la época estival se encuentran los deportes de aventura, los eventos culturales y las rutas gastronómicas.
Las Islas Baleares son el destino turístico perfecto para pasar la temporada de verano y disfrutar de sus playas paradisiacas. Sin embargo, existe un dato desconocido por los miles de visitantes que aterrizan cada año en el archipiélago balear y es que cuenta con un legado y un patrimonio cultural envidiable.
Desde las grandes islas de Mallorca y Menorca hasta los más pequeños enclaves de Ibiza y Formentera, todas ellas están formadas por espacios en los que el entretenimiento y la diversión se mueve mucho más allá de la playa.
De esta manera, el flujo turístico que se lleva a cabo fuera de la época estival es algo que ha ido incrementando en los últimos años, gracias a la amplia oferta de actividades que se han desarrollado para satisfacer todos los gustos y preferencias tanto de turistas como de locales.
Mallorca y el encanto de sus pueblos
En la isla de Mallorca se encuentran algunos de los pueblos más espectaculares del archipiélago, entre ellos el que es considerado como uno de los más bonitos, ya no de la isla, sino de todo España: Fornalutx. Está situado entre el valle de Sóller y la Sierra de Tramuntana, siendo este último lugar uno de los mayores Patrimonios Mundiales de la Humanidad de las Baleares.
Realizar un tranquilo recorrido para conocer sus coloridas calles llenas de flores es algo que ningún visitante se puede perder, así como visitar sus pueblos próximos como Valldemossa, un entorno natural con fachadas medievales que fue una gran fuente de inspiración para al famoso pianista Chopin.
La mayor de las Islas Baleares, al igual que el resto de sus hermanas, cuenta con una gran riqueza de tierras de viñas y olivos, por lo que otro de los planes alternativos perfectos para todo amante del buen vino es una auténtica experiencia de enoturismo. Y es que Mallorca, posee más de 70 bodegas en las que conocer el proceso de elaboración del vino y recorrer los viñedos es algo sensacional. Una de las más reconocidas es la de José Luis Ferrer en Binissalem, siendo su Crianza 2011 un gran referente galardonado en París y Berlín.
Menorca, la isla de los amantes de la aventura y la gastronomía
Una de las grandes maneras de disfrutar de Menorca de una forma diferentes es realizando una de sus rutas entre naturaleza. Por lo tanto, es el lugar adecuado para todo aquel que quiera activar el cuerpo mientras conoce sus rincones más secretos. Uno de los itinerarios con más renombre de la isla es el sendero de Camí de Cavalls, ya que recorre todo el litoral de principio a fin (185 km) dividiendo el trayecto en 20 etapas. Cada uno de sus tramos está pensado para realizarse tanto a pie, como subido a una bicicleta o a lomos de un caballo; y durante el camino se puede contemplar la diversidad de paisajes que ofrece la isla, desde sus calas hasta sus tierras de cultivo, acantilados y dunas.
Pero si hay algo por lo que Menorca destaca es por su exquisita gastronomía. Cuenta con 10 restaurantes en la famosa Guía Michelin entre los que se encuentran Es Cranc (Fornells) y su caldereta de langosta, o Molí de Foc (Sant Climent) cuyo plato estrella es el arroz. Además, durante la época navideña los amantes de los dulces pueden degustar los productos típicos locales como el cuscussó, un postre de origen árabe elaborado con pan, almendra, azúcar, manteca, limón, canela, fruta confitada y pasas y piñones.
Ibiza y Formentera, un refugio para los artistas
Hace ya tiempo que a la isla de Ibiza se le reconoce por poseer un estilo más contemporáneo del archipiélago y por ser la protagonista de las Islas Pitiusas. Entre sus pueblos y callejuelas se respira un aire especial que con los años ha ido creando una atmósfera de lo más exclusiva en la que muchos artistas e intelectuales dan rienda suelta a su creatividad.
Se pueden encontrar gran variedad de galerías y museos que muestran la gran riqueza cultural ibicenca, así como salas de exposiciones que dejan ver obras de nuevas corrientes vanguardistas y contemporáneas, siendo el Museo d’Art Contemporani d’Eivissa uno de los más representativos. Está ubicado en la ciudad amurallada de Dalt Vila, otro de los grandes patrimonios baleares declarados por la UNESCO, y entre sus obras destacan las colecciones de vídeo y fotografía; y los grabados japoneses.
Siguiendo con el recorrido para los apasionados del arte y la cultura, en Santa Eulària des Riu está la galería P|Art Ibiza. Este es uno de los grandes puntos de encuentro de la isla para los artistas que buscan vender sus obras y reúne piezas de autores nacionales e internacionales como las de la famosa escultora americana Carole Feuerman o el francés Léo Caillard.
Por su parte, Formentera ha decidido llevar la misma línea cultural y ofrece exposiciones temporales durante todo el año en algunos lugares entre los que destacan la Sala d’Exposicions Ajuntament Vell, en la que los artistas más cosmopolitas exhiben sus obras, o el Centro Antoni Tur “Gabrielet”. Este último espacio, además de exposiciones, acoge talleres de artesanía local en los que los participantes podrán realizar sus propias creaciones hechas a mano.
Es evidente que las Islas Baleares aúnan una serie de características que van mucho más allá de la vida en la playa y el mar; y que cualquier persona podrá encontrar durante una escapada otoñal esa actividad que vaya acorde con sus gustos y que ponga la guinda a un viaje inolvidable.