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Roses gana adeptos entre amantes de la naturaleza |
La villa de Roses ofrece, a través de seis rutas de senderismo, un recorrido por sus más bellos parajes y caminos que gana adeptos entre los amantes de la naturaleza
Al encontrarse entre dos parques naturales y el mar Mediterráneo, Roses presenta el marco idóneo para la práctica de todo tipo de actividades al aire libre, entre ellas el senderismo.
Gracias a sus magníficas condiciones geográficas y climatológicas, la localidad de Roses reúne todos los elementos para la práctica de casi cualquier deporte al aire libre como es el caso del senderismo.
Desde la propia Oficina de Turismo ofrecen al viajero un completo programa en el que itinerarios, bien señalizados, salen al paso para la práctica de un deporte que cada día gana más adeptos.
Roses se convierte en el punto de partida para conocer la zona de la Masía y Cañadas, una ruta salpicada de los centerarios olivos, pinos y encinas que adornan con su presencia las tradicionales masías. Este circuito, a caballo entre La Trencada, el Mas d´en Berta, Can Ponac o el Cap de Creus, puede recorrerse entre dos y tres horas.
El Dolmen de la Creu d´en Corbetella: Es uno de los dólmenes más grandes de Cataluña y el primero de un maravilloso conjunto de monumentos megalíticos que quedan diseminados por las colinas cercanas a Roses. Los muros de piedra seca y los caminos ganaderos son encantos que dan forma a esta ruta.
Cap de Creus y Bahía de Roses: Este recorrido se encuentra dentro del Parque Natural del Cap de Creus, rico en flora y fauna, tanto terrestre como subacuática. Concretamente, se propone el ascenso al Puig Alt (490 metros), desde donde se puede gozar de una de las vistas más espectaculares del Parque Natural: la plácida bahía junto a una costa recortada y salpicada de calas de gran belleza.
Camino de Ronda 1 y Camino de Ronda 2: Ambos senderos, que deben su nombre a las rondas o guardias que han hecho las patrullas, recorriendo la línea de la costa para vigilar el tráfico de embarcaciones, siguen el tramo desde el Faro de Roses hasta la punta Falconera realizando un impás en la playa de la Almadrava, que comunica ambas rutas.
Sin duda, se trata de un verdadero paseo en el tiempo para recorrer siguiendo un itinerario señalizado de poca dificultad por la montaña.